A mis 36 años he de reconocer que mi cabellera no luce tan frondosa y brillante como en mi foto de comunión. Ya por aquel entonces contemplaba a mi alopécico padre, e iluso de mí fantaseaba con ser ese afortunado eslabón que evoluciona tras múltiples generaciones de calvos.
Y sí. Años después mi cabeza luce brillante, pero nada frondosa. Y como yo, esos millones de compañeros que cada día iluminamos vuestras vidas, sobre todo cuando sale el sol y se refleja en nuestras cabezas.
Para todos vosotros, que quizá os sintáis identificados, he aquí este peculiar listado con 6 tipos de calvos y sus métodos para afrontar esta delicada circunstancia.
- El resignado que vive del pasado:
Hablamos del clásico «bola de billar» al que le quedan cuatro escasos pelos, insuficientes para ligar. Esta condición lo inhabilita especialmente en las salidas nocturnas, si tenemos en cuenta la crueldad de los focos de las discotecas, potentes y cenitales, iluminando esa gran “bola de carne”.
Por eso, a este supuesto “ex gigoló de discoteca” que ya ha perdido la esperanza, le toca vivir del pasado, con su discurso habitual: “Yo antes, cuando tenía pelazo, era un conquistador. Buff, antes de ser calvo iba apartando a las tías”
Nadie se cree esas historias y mira qué casualidad, generalmente sigue soltero, y entero.
- El del flequillo para alante:
Antítesis de la resignación, este ejemplar sigue recorriendo las discotecas como si el whisky cola fuera su elixir de juventud.
No se considera calvo, si acaso con entradas, y cuida con mimo cada uno de esos pelos que nacen en su coronilla y que peina hacia adelante para componer su tupé al estilo “Travolta desplumado”.
Él no se siente calvo, pero por casualidad evita las piscinas y los días de viento.
- El del pelo para atrás:
Primo hermano del tipo del “flequillo para alante” en este caso su secreto a ocultar se encuentra en la coronilla.
Su inicio en la calvicie es especialmente dramático ya que, como él no se la ve, es el último en darse cuenta. Se limita a ignorar las burlas, hasta ese fatídico día, cuando desesperado entra a un bazar chino a comprar un espejo de mano y confirma la tragedia.
Su técnica, dejarse el flequillo largo y peinarlo para atrás, incluso con coleta. ¿Funciona? Tampoco. Todos se dan cuenta.
Eso sí, puedes considerarlo un buen amigo, ya que jamás te dará la espalda. No vaya a ser que descubras “su secreto”.
- El rapado:
El rapado se presenta ante la sociedad como ¡El hombre nuevo! que se acepta a sí mismo. Ese ser divino que como el Ave Fénix ha sabido resurgir de su alopecia. Por eso se posiciona como el gran ejemplo a seguir entre sus amigos calvos y les incita al rapado, llegando a ser tan tan cansino, hasta el punto de parecer comercial de un negocio de maquinillas.
Incluso vende la calvicie como una ventaja con su clásica frase “Lo que me ahorro en tiempo y peluqueros”. Pero no, en realidad sufre en silencio, anhelando tener el pelazo de Bisbal.
También le escucharás decir orgulloso que “un calvo bien rapado es sexy”. Y no, no siempre es verdad. Sobre todo si naciste con esa extraña cabeza.
- El calvo fantasma:
Nos encontramos ante un personaje tan obsesivo que es capaz de encontrar calvicie donde no existe. Cada vez que le preguntas qué tal, te responde con su clásico “tío, me estoy quedando calvo” y tú observas impertérrito su cabeza, frondosa cual pradera gallega.
Él no es consciente de que NO está calvo, ni de que te lo dice a ti, que SÍ lo estás.
Podrás encontrarlo en la farmacia, comprando soluciones milagrosas a precios prohibitivos. No discutas con él sobre su calvicie porque te lo acabará demostrando, si es necesario, bajo un microscopio.
- El enciclopédico de la alopecia:
Auténtico sabelotodo sobre causas y remedios contra la calvicie, aprovecha la más mínima ocasión para desplegar todos sus conocimientos sobre los tratamientos y medicinas aplicadas a la alopecia. Frecuenta foros de calvos donde es usuario premium y se enfrenta a los dermatólogos, tachándoles de ignorantes, cuando le recetan tratamientos diferentes a Minoxidil o Finasteride.
Eso sí, por mucho que este pseudo experto controle del tema, como a día de hoy no existe solución, batalla tras batalla va dejando de frecuentar la discoteca. Aún así no se rinde y entona con orgullo ese lema de resistencia que reza «Siempre nos quedará Estambul».
¿Y tú? ¿Conoces más tipos de calvos?
has dado en el clavo.
Muy bueno
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